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lunes, 22 de febrero de 2010

JAQUIMEYEROS..


POR: LUIS LOPEZ MESA.

La historia nos ha enseƱado que las especies que viven en un espacio, mientras se mantienen reagrupadas su existencia, su conservaciĆ³n y el respecto estarĆ” por encima de las demĆ”s con las mismas condiciones de vida.
Tenemos la ventaja de ser animales con raciocinio y capacidad para crear.

Si observamos unas de las especies vivientes que se nos asemejan, por ejemplo las abejas, todas trabajan organizadas porque el instinto les ha enseƱado que la Ćŗnica forma de no perecer es trabajar juntas, en una direcciĆ³n y con un mismo propĆ³sito.
Nosotros como pueblo y como seres humanos que venimos de una familia, no importa el apellido que este en nuestras actas y el tipo de sangre que corra por nuestras venas, si echamos la mirada hacia atrƔs, todos somos parte de la misma familia.



El salir de Jaquimeyes en busca de un porvenir no nos exime de la responsabilidad de ser leal al terruƱo que nos vio nacer.

Al contrario, nosotros al tener un poco mas de visiĆ³n que nuestros compueblanos tenemos la obligaciĆ³n social y moral de buscar tĆ©cnicas para que Jaquimeyes crezca en el orden sociolĆ³gico, educativo y solidario.
Para que nuestros jĆ³venes sean Ćŗtiles, productivos y educados.

Tenemos que enseƱar que el ser pobre no es excusa para vivir y andar andrajoso, que la apariencia como un modo social no es un recurso para ser hipĆ³crita frente a nuestros vecinos si la hacemos con fines culturales y de embellecimiento de nuestros contornos.
EnseƱar con el ejemplo, que el regalo mas insignificante representa un sacrificio para el que nos los ofrece, y que tenemos que darle el valor por respecto a la buena voluntad y solidaridad.

Si miramos al horizonte y mantenemos un pensamiento positivo, estas calles polvorientas y este ambiente desolador podemos variarlo si todos nos entregamos para formar un mejor futuro para nuestras esposas, hijos y nietos.


Somos nosotros los llamados a cambiar el curso de nuestra historia, la que nos ha mantenido sumido en el atraso mental y perezoso.

Tenemos que darle brillo al espejo de la esperanza, la fe y la confianza, es ahĆ­ donde debemos mirarnos, con cara de trabajo para que nos levantemos del polvo, la suciedad y el parasitismo.

Somos un Pueblo con una condiciĆ³n especial, estamos en mismo trayecto del desarrollo.
Tenemos el privilegio de estar en la ruta que une las provincias, debemos aprovechar y desarrollar esta condiciĆ³n.

En un 80% no hay ruta hacia las playas de las costas sin pasar entre nosotros, es mas corto llegar al Polo MagnƩtico y darle la vuelta al lago que ir por otras rutas.
Debemos y tenemos la obligaciĆ³n de educar a nuestras familias sobre la base de que el lugar de donde venimos es un santuario, ya que es el hogar donde dimos nuestros primeros pasos, aprendimos a balbucear, a compartir con los hermanos, primos y amigos.
La generaciĆ³n que alimentĆ³ nuestros sueƱos, la esperanza de que el maƱana existe, los principios que rigen nuestras vidas.

El lugar donde hoy por hoy sabemos que los amigos son amigos, y que revive nuestra niƱez cuando en algĆŗn punto nos encontramos.
Esa juventud de hoy, que vemos emergiendo en el vaivƩn de la vida serƔn los grandes hombres del maƱana.


Esos jĆ³venes que hoy son grandes, ayer fueron niƱos formados bajo la condiciĆ³n del respeto, el trabajo tesonero y arduo, el amor por su familia, el cuidado de su entorno y el temor a Dios.

Hoy son grandes porque tuvieron grandes familia, sin importar la condiciĆ³n econĆ³mica, son grandes porque fueron enseƱados de que cada uno de nosotros somos hermanos.
Hermanos de RAZA, y por eso estamos en la obligaciĆ³n de cuidar nuestro pueblo, porque este es de cada uno de los que nacimos ahĆ­.

Hermanos, nos permite dar la idea que cada uno quiere lo mejor para aquellos que se quedan como los buenos soldados para mantener el espĆ­ritu de sacrificio, ver sus manos agrietadas por el arduo trabajo y orgulloso de ser quien es.

Ese soldado que siempre esta ahĆ­ para que la estadĆ­a de cada uno de nosotros cumpla con todas ideas de remembranzas y aƱoranzas del pasado, ese pasado feliz que llega a nuestras mentes cuando alguien de nuestra generaciĆ³n nos da la mano con un abrazo sincero.
Manos maltratadas por las callosidades de la vida, pero para nosotros terciopeladas, porque son las manos de un hermano, un amigo, una parte de nuestras vidas.


Es aquĆ­ donde estĆ”n nuestras tareas, los conocimientos aprendidos en el trayecto y en la carrera de la educaciĆ³n, tanto a travĆ©s de las aulas como de la propia vida.

Transmitir lo aprendido es abonar para que la condiciĆ³n de vida de nuestros hermanos retoƱe, crezca y florezca sobre un pueblo donde la esperanza esta maltratada por la corrosiĆ³n mental de la pobreza de imagen y creencias marcadas por la ignorancia.
Cada uno de nosotros debe llevar en su corazĆ³n el sacrificio de ser permanentemente un maestro en materia de convivencia, solidaridad, vocaciĆ³n de servicios y decorador de espacios.

La firmeza de la entrega en el desarrollo de nuestro pueblo es un sacrificio que todos debemos asumir como buenos y agradecidos ciudadanos.
No hay edad, tiempo ni frontera para asumir con responsabilidad la tarea de convertir a cada compueblano en un guardiƔn celoso en el desarrollo de este pueblo que nos vio nacer.

Porque cada segundos, minutos, horas o dĆ­as que podamos invertir para el bienestar de Jaquimeyes, es un premio al desarrollo de cada familia.

Desde el mas allƔ nuestros fundadores podrƔn descansar en paz cuando vean hasta donde hemos llegado para que sus ideas sean transformada en realidad.

Cuando entendemos el significado del sacrificio, aprendemos que cada fracciĆ³n de segundo invertido es necesario en nuestras vidas.
Que cada paso que damos es importante para el desarrollo y futuro de nuestros hijos.
Que la educaciĆ³n es la base del porvenir y crecimiento de cada familia, y tiempo despuĆ©s

Que orgulloso ha de sentirse un padre cuando puede ver que el sacrificio hecho para el desarrollo de su familia produjo los frutos esperado.

Y que satisfecho se siente el abuelo cuando la armonĆ­a y seguridad se siente en la familia que con el sudor de su frente logrĆ³ levantar.
El reflejo de una sonrisa pura sana y feliz debe esparcirse como el viento entre el verdor del campo.
Entendamos que las tradiciones se enseƱan con un fin, y ese fin debemos ir condicionĆ”ndolo a los cambiantes tiempos para ir creando una moral mas sĆ³lida en nuestro pueblo.


Cada pueblo se reconoce por su tradiciĆ³n, su costumbre y su cultura, cada uno de nosotros debemos fortalecer y defender todo aquello que nos enorgullece.
Estas costumbres son las que nos identifican como pueblo, raza o regiĆ³n, en cada fecha, cada sazĆ³n, cada apodo.
Ese toque que realza nuestro origen tiene que ser nuestra carta de presentaciĆ³n.
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1 comentario:

  1. isa ramirezfebrero 22, 2010

    ojala , y esto pueda llegar donde quiera q haya un jaquimeyero , es mas creo q se debe imprimer esto y hacerlo llegar. quiero decir tantas cosas hermosas que LAS VOY A REDUCIR EN DOS PALABRAS .
    GRACIAS,GRACIAS.

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