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viernes, 19 de octubre de 2012

¡Barahona, más que rica… pero pobre!

Por Wilson Gómez Ramírez.-
Fuente: http://www.barahonero.com

Hoy nadie en el país pone en duda la arrebatadora belleza de la exuberante costa barahonera, que, con sus paisajes, aguas marinas de distintas tonalidades, ríos cristalinos, el intenso verdor de sus montañas y su impresionante amanecer, deleitan la vista de quien tiene la suerte de echar la mirada.

Es indiscutible su potencial, sus hijos manejan los estudios, proyectos, planes, etc. que se han tejido y bordado tras largas e intensas jornadas evaluativas auspiciadas por entidades de la más variada índole.

La esperanza del barahonero no se agota, parece líquida como el incesante torrente del río San Rafael que no cede en su caudal ni en la más acuciosa sequía de la época cuaresmal, y así espontánea paciencia nativo corre al lado de las lentas aguas que lleva el histórico río Birán.

La mina de la piedra semipreciosa “larimar”, situada a diez kilómetros de la ciudad y a solo siete de la costanera sección La Ciénaga; el río “los Patos”, uno de los más cortos del mundo; el polo magnético, único en el país; Las minas de sal y yeso, en el municipio Las Salinas; las minas de mármol, en el municipio Vicente Noble; las aguas termales, de Canoa; la laguna de Cabral, constituyen la generosa oferta de exclusividades que la naturaleza, bajo el impulso del Creador, en un arranque pródigo hasta “decir ya”, ha puesto en las manos de los nativos de esta provincia.

Atractivos adicionales como nuestro café que tiene el privilegio de contar con la denominación de origen Barahona, su particular selección tipo orgánico, y para resaltarlo se podrían establecer “la Ruta del Café” y el “Museo del Café”.

El indiscutiblemente superior plátano tipo Barahona, ya establecido como el producto comestible marca-país con expresión “aplatanado”, y la posibilidad de instituir una feria sobre este producto; la tilapia o “viajaca” lagunera, de exquisito y exótico sabor con su elevado contenido fosfórico;.

Los pescados y mariscos, generosamente obsequiados por el impresionante azulado del mar Caribe que circunda la provincia; y, como si fuera poco, plantaciones de cañas de azúcar que cubren los extensos horizontes con su color “verdinegro”, como diría en su poema “Retorno” don Nayo Méndez.

El Ingenio Barahona envuelve un llamado permanente a otro museo y la creación, de la “la ruta del azúcar”.

La toronja de la región es de un exclusivo sabor, distinto a las otras toronjas que se cultivan en los diferentes puntos del país, la nuestra no es la dreyfús, sino la llamada en algunos lugares del país tipo sidra; la denominada “lima”, un cítrico obtenido de una hibridez que depara un agradable y particular sabor; la guanábana, fruta exquisita, ahora más valorada por sus propiedades curativas; así como el también exclusivo “melón de agua”, así como el anón, llamado en otros lugares chirimoya, fruta verdosa por fuera y con pulpa blanca de un agradable y singular sabor. Estas alternativas ofrecen una respuesta a los gustos de quien gusta de las exclusividades y lo exótico de cada lugar que visita.

El sábalo, especie que abunda y es extraído de las dulces aguas de la laguna de Cabral o Rincón que por su extensión constituye el segundo cuerpo de aguas interiores del país; esta especie es definida en los diccionarios como pez malacopterigio, de forma de lanzadera; mientras que en enciclopedias aparece como pez teleósteo perteneciente a la familia de los cupleidos, de nombre científico “alosa finta”. Este pez de muy buen sabor, es otra generosa oferta exclusiva.

Vamos a obviar las habas, el coco de agua, las auyamas y el ñame que se ofertan a lo largo de la carretera y se encuentran por doquier.

No obstante, en la carta que nos ofrecen en los hoteles de la región no se incluyen estos atractivos productos, se prefiere ofertar jugos concentrados, leche industrializada, pan, queso, jamón, etc., y café no orgánico y de producción foránea.

No existe conciencia respecto de lo que podría constituirse en atractivos agregados de primer orden para quienes visitan la región, y es que no hay que dudar lo que envuelve la gastronomía a la hora de formular una oferta turística exitosa. Los gerentes de restaurantes y hoteles de Barahona tienen que valorar lo mucho que pueden ofrecer, apelando a lo tanto que tenemos.

Tenemos tanto que no exageramos al proclamar bajo un prolongado eco y a los Cuatros Vientos que: Barahona es más que rica… pero pobre! 


 * El autor barahonero es abogado y miembro de Tribunal Constitucional.



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