Muchas veces, solo a través de nuestros errores, tenemos la oportunidad de reflexionar y aprender algo nuevo. Solo después, de revisar las consecuencias de una acción que acabamos de realizar, es cuando podemos reconocer el error que hemos cometimos. Es esta la razón por la cual nos resulta tan difícil prevenir algunos errores, porque solo podemos reconocerlos, una vez que los hemos cometido.
Desarrollar la capacidad de reconocer y aceptar nuestras equivocaciones, amplia nuestra visión de la realidad, nos impulsa a asumir nuestra responsabilidad y nos enseña además, a reconocer la presencia de otros a los que afectamos con las consecuencias de nuestras equivocaciones.
Cuantas veces hemos escuchado decir que: “Cometer errores es de humanos’’, pero lo más importante, es que los reconozcamos a tiempo y asumamos el compromiso de corregirlos. Algunos padres por ejemplo temen reconocer un error frente a sus hijos por miedo a perder su autoridad o el respeto por parte de ellos, cuando en realidad hacerlo, seria una señal de madurez, humildad y amor.
No es sencillo aceptar nuestras equivocaciones. A veces, nos da pena que otros descubran que hemos cometido un error. Otras, quedamos paralizados por el miedo de volvernos a equivocar, o también puede suceder que en vez de asumir nuestra responsabilidad y reparar nuestros errores, busquemos culpar a alguien.
En realidad, saber que tenemos derecho a equivocarnos y estar dispuestos a aprender de nuestras equivocaciones, nos da la libertad de ser auténticos, tomar decisiones más acertadas y el permiso para realizar actividades nuevas con más seguridad y confianza.
Fuente: http://peqflor.blogspot.com.
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