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martes, 26 de junio de 2012

Por: Luis Lopez
Fuente: jaquimeyerosausentes.com

La semana que iniciaba el Domingo 26 de Agosto del 1979 mantenía a los habitantes de Jaquimeyes nerviosos, la radio no cesaba de llamar a la población a prepararse ante la inminente llegada del Ciclón David, era necesario reguardar todos los ajuares y poner en orden sus pertenencias, lo que venia era debastador.

 El Jueves 30 de Agosto la gobernación de Barahona junto a miembros del cuerpo de bombero llegaban al pueblo para iniciar la tarea del traslado de las familias, serian refugiadas en el Liceo Federico Henriquez y Carvajal, algunos se resistian a abandonar sus viviendas y bienes, pero el abandono del pueblo era obligatorio, las autoridades no podían correr riesgos. Muchos de los que no quisieron irse al liceo prefirieron alojarse en casas de familiares en Barahona y otros en la Escuela Primaria de Palo Alto.

 En la noche del Viernes 31 de Agosto del 1979 empezaron a sentirse ráfagas de vientos y una pertinaz llovizna que mientra avanzaba el tiempo se fue intensificando, al parecer las autoridades tenían razón, no todos abandonaron el pueblo, algunos miembros de la familia de los residentes en la calle Centrar prefirieron no abandonar su vivienda; Juanica fue una de la que no quizo refugiarse, y mantuvo una especie de ventorrillo ambulante surtida con algunos productos enlatados, huevos, aceite y pan que lograba conseguir en el mercado de Barahona, parte de los refugiados en Palo Alto como ellos mismos iban comprar mercancías de las vendidas por Juanica.

 Ya para el Sábado 1ro. en la madrugada el Yaque del Sur hacia su acostumbrada visita al pueblo, pero con mas intensidad, los que prefirieron quedarse montaron las camas para dormir en objeto para que el nivel del agua no los afectara, en la mañana temprano se mantenían en la Calle Central contemplando el ambiente y recibiendo la solidaridad de los pocos vehículos que transitaban desde y hacia Barahona. Una gran parte de los dannificados en el Liceo desde bien temprano llegaban al pueblo, algunos visitaban sus propiedades para tomar algo de sus productos y llevarlo a sus familiares para así no depender de las dádivas alimentarias que le suministraba las autoridades. Esta calle siempre desde temprano en la mañana estaba bien concurrida por los Jaquimeyeros, comentando y lamentado lo que estaba sucediendo, era como una película de suspenso, se escuchaban las anécdotas de los mas viejos decir que esto era mas grande que la inundación del 1948.

El desalojo fue total, el cuartel quedo bajo la custodia de Camanzon, incluso el jefe de puesto de entonces (La Tranca) le dejo un casco de centinela para que lo usara. A Sobeido le llamaban San Lázaro y era asistido por Cochino, porque iba recogiendo los perros que quedaron abandonados, lo fue albergando en la cocina de la casa de Reyna, todas las mañanas empezaba a recorrer huesos y sobras de comidas para alimentarlos.

 Los aguaceros no cesaron, y fueron reforzados por la Tormenta Federico, aquí el nivel de agua aumento, con la particularidad que era mas turbia y de un color casi amarillento; frente a Cagüey la intensidad de la corriente hizo una zanja que imposibilito el paso, se coloco una soga para que la gente que hacían lo imposible por llegar a donde sus familiares pudieran cruzar, luego se supo que por la Boca del Bao la corriente derrumbo la carretera imposibilitando el paso de vehículos.

Ya para cuando las intensidad de las lluvias empezaron disminuir, la gente inicio lentamente su regreso, esto fue provocando una depresion y nostalgia al ver sus viviendas y sus ajuares enterrados en el lodo, incluso, a muchas le llegaba a la altura de la misma puerta, que fue necesario sanjear todo el rededor de la casa, quedando esta dentro de un hoyo.

 La ayuda iba llegando, pero no habia lugar para su reparto, el cuartel como estaba en un area mas alto se tomo en cuenta, un helicoptero cargado de ayuda solo pudo dejar caer una parte de productos enlatado en el play porque no encontro lugar donde aterrizar, La Tranca como jefe de puesto no pudo llegar para tomar la direccion de lo que se iba a repartir, el lodo le daba por encima de la cintura. Se recogio como se pudo la mercancia y llevada al cuartel para su reparto.

 El molote fue grande, la necesidad de la gente llegaba a los extremos, habian perdido todo, pero la ayuda era abundante, se repartio alimentos, ropas, mosquiteros, sabanas, etc.

La solidaridad de la gente todavia estaba en sus niveles altos, grupos de personas iban de casas en casas ayudando a la limpieza y aprovechando los charcos de agua para sacar el lodo, pero era un lodo diferente, fue necesario buscar carretilla para vertirlo en lugares distantes, la gente parecian especies de indios pintados. La limpieza fue rapida porque todo el pueblo se sumo a la limpieza, se podian contemplar objetos como camas, neveras, estufas, juegos de comedor, muebles enmedio de las calles cubiertos totalmente de lodo y la gente tirandole agua para su limpieza, la masamorra era el pan nuestro de cada dia.

 Despues de este acontecimiento el pueblo de Jaquimeyes y su gente giro 360 grado, se comentaba la propuesta de ser trasladado al catorce de Azua, junto a otro pueblo que fue desalojado de San Juan, la gente fue perdiendo interes por la produccion, familias enteras abandonaron el pueblo o parte de algunos miembros, ya no era lo mismo. Esa juventud alegre, creativa e inquieta fue perdiendo el interes de luchar por su pueblo.

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