Por: Luis Lopez Mesa(Luisin)
Fuente:jaquimeyerosausentes.com
Siempre fuiste un ser especial, arraigada a tus creencias y tradiciones, defendiendo y sosteniendo lo que sentía y creía. En cada familia de tu pueblo había un ahijado que incondicionalmente te admiraba y con orgullo asentaba su rodilla al suelo sin importar que estuviera enlodado, lo importante era hacer reverencia a su madrina que respetaba y amaba.
Cuando sentía que tus creencias podían ser violentadas, con decisión estrellaba tu mano abierta sobre tu pecho para defenderlas, y así tranquila y callada te encerraba en tu mutismo, tu San Miguel siempre estuvo a tu lado apoyando tus deseos y supliendo tus necesidades espirituales, era el santo que acompañaba tu soledad, tus pensamientos y tus practicas.
Tu religión fue tu formación, tus principios y educación; tus dolencias eran aliviadas con tus sueños y pensamientos, fuiste una mujer rutinaria, defendiendo el respeto, la obediencia y los consejos. Tus vivencias eran recordadas para encausar al que creía andaba fuera de los principios que eran tus códigos familiares de existencia.
Te arraigaste tanto a tus creencias y principios que te encerraste en un circulo personal, para que los desordenes culturales de los nuevos tiempos no laceraran tu formacion, fuiste devota de tu pasado a tal punto que al final de tus días a tu memoria solo existía el vivo retrato del padre que siempre fue tu orgullo y de todos los que amaste.
Fuiste Modestina Mesa Matos desde el principio hasta el final, nunca fuiste a una iglesia para no poner en dudas aquello que siempre fue nato en ti, ser tu y nada más, así te quisimos y te quisieron; Tía para tus hermanos y sobrinos, Sada para todo el que te conoció y respetó.
La prudencia fue tu ley, el respeto a los demás tu código y la decisión en lo que siempre defendiste, tu lema. Amaste a tus nietos e hijos con el alma y corazón, tanto que no soportabas compartirlos.
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