Los problemas de dos lagos

Fuente: www.diariolibre.com


El creciente desbordamiento del lago Enriquillo, conectado con el lago Azuey en la vecina República de Haití, ha concitado la atención pública de tal manera que ya incluso el Senado de la República por fin inició una investigación sobre lo que sucede en el sur del país, donde confluyen esas dos fuentes de agua.

No podía ser de otro modo, puesto que desde hace más de dos años a la fecha, las aguas del lago Enriquillo, en su constante avance, han inundado más de 340 mil tareas aptas para la agricultura, según recientes estudios realizados, con perjuicios directos para 2,400 familias que actualmente no saben qué hacer para sobrevivir.

En las provincias Independencia y Bahoruco, zonas de influencia del lago Enriquillo, las aguas han inundado importantes vías de comunicación e incluso han arropado instalaciones gubernamentales.

El 21 de octubre del año pasado, en un artículo publicado en El Nacional, dijimos que "el Lago Enriquillo se ha desbordado de tal modo que amenaza con hacer desaparecer poblaciones vecinas, con el agravante de que sus aguas tienden a unirse con el lago Azuey, de Haití. Esto determina la urgencia de un estudio hidrogeológico para determinar las reales causas de ese desbordamiento, que no es solamente por las grandes avenidas del río Yaque del Sur, ni por las lluvias".

"Ese estudio -dijimos entonces- no solamente determinaría las causas del aumento del caudal de ambos lagos, daría un indicativo de lo que habría que hacer con respecto a las comunidades circundantes, afectadas por la reducción de sus predios agrícolas y ganaderos, a tal punto que se ha cobrado grandes extensiones de tierras productivas en el área circundante. Estas tierras, con aguas salinizadas, estarán fuera de producción por muchos años, aunque el lago se retire".

Hay algo de lo que no se ha hablado y es en cuanto respecta a los movimientos telúricos ocurridos en Haití precisamente después del devastador terremoto de enero de 2010, próxima a la zona del lago Azuey y también del lago Enriquillo.

Esos movimientos telúricos modifican la estructura del subsuelo, que a su vez cambian los cursos de las aguas subterráneas.

En vista de que las precipitaciones pluviales en la cuenca del lago Enriquillo y las avenidas del caudaloso río Yaque del Sur no habían modificado los niveles ni la salinidad producto de la evaporación, hay que concluir en que debe analizarse con mucha regularidad, si es que esto no se ha hecho, la salinidad de las aguas desbordadas para determinar si disminuye o no la concentración de sal. En esa forma se podría llegar a la conclusión de cuál es la razón natural que provoca esta situación en ambos lagos.

Si la concentración de sal disminuye, es un indicativo de que se está recibiendo aguas dulces subterráneas. Habría que determinar entonces de dónde provienen esas aguas. Si por el contrario la salinidad aumenta, entonces provienen de aguas subterráneas marinas, lo que es posible porque el nivel de las aguas del lago Enriquillo está muy por debajo del nivel del mar.

Estas son ideas que me surgen en haber sido profesor de Geología de la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) con una Maestría de hace más de 40 años en México en procedimientos de construcción de grandes presas, donde la Geología es la materia principal.

Independientemente de los resultados de las investigaciones y recomendaciones que se hagan, nadie podrá revertir el proceso que se verifica en los dos lagos, pues se trata de un problema en el que la Naturaleza es la única que eventualmente podría producir los cambios.

En cuanto al problema social creado, que sí tiene solución, urge que el Gobierno disponga el traslado a sitio seguro a los residentes afectados, que viven temerosos de que en cualquier momento las aguas del lago Enriquillo podrían causarles mayores daños. Pero no solamente es trasladarlos, sino buscar la forma de que dispongan de medios de vida siquiera para la subsistencia.

No debe esperarse que la situación se agrave, más de lo que está.

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